Solo con regla y compás

Por Clara Grima, el 26 septiembre, 2012. Categoría(s): Tareas ✎ 1

—Mira, Sal, este año yo también llevo compás —dijo Ven muy alegre.

—Hala, Ven, ya eres mayor —dijo Sal.

—¡Ya podré dibujar círculos perfectamente! —respondió el pequeño —Los planetas me van a salir chulísimos…

—Pero, Ven, el compás es para las clase de Matemáticas… —añadió el gafotas.

—Ya, pero si lo llevo en la mochila, también lo podré usar en Conocimiento del Medio para dibujar el Sol, ¿no?

—Supongo que sí —dijo Sal —pero yo sólo lo uso en Mates…

—Efectivamente, chicos —Mati acababa de entrar —Se pueden hacer muchas Matemáticas sólo con una regla y un compás.

—¡Hola, Mati! —la saludaron los dos niños.

—¿Has visto, Mati? —dio Ven eufórico —¡En tercero ya llevamos compás! ¡Y regla!

—Ya puedes hacer Matemáticas al estilo de la antigua Grecia —respondió la pelirroja —Como en tiempos de Euclides…

—Ese Euclides, ¿es el mismo que nos contaste para calcular el máximo común divisor?

—Efectivamente, Sal —le contestó ella.

—Ese Euclides sí que era listo, ¿no? —dijo Ven boquiabierto.

—Sí, ciertamente, era bastante listo, como vosotros —Mati les sonrió.

—Y aparte de dibujar círculos, ¿qué más se puede hacer con un compás, Mati? —preguntó Sal ansioso.

—Huy, muchísimas cosas… —les dijo —De hecho, en aquellos tiempos, los matemáticos pensaban que sólo las construcciones que se podían hacer con regla y compás eran elegantes. Además eran una regla y un compás ideales…

—¿Por qué ideales? —interrumpió Ven —¿Mejor que el mío? ¿Has visto bien el mío?

—No, Ven, ideales en el sentido de que no tenían que existir como tales —siguió Mati —La regla era infinita y no tenía marcas…

—¿Como las reglas de Golomb? —interrumpió Sal.

—No exactamente —dijo ella —La regla de los griegos no tenían ninguna marca.

—Y el compás, ¿qué tenía de ideal? —quiso saber Ven.

—Pues que se cerraba al separarse del papel —les dijo —No tenía memoria para recordar las aperturas que había hecho…

—Toma, qué complicado todo… —resopló el pequeño.

—A lo mejor sí es un poco complicado para vosotros, aún —siguió Mati —Pero si queréis, os cuento como usar vuestra regla y vuestro compás como si fuera una especie de calculadora.

—¡Toma, toma, toma! ¡Vale! —gritó Ven entusiasmado.

—¿Aunque no sean ideales? —dudó el gafotas.

—Aunque no sean ideales —respondió la pelirroja —¿Te apetece, Sal?

—Pues claro —respondió él con una sonrisota.

—Os enseñaré primero a sumar sólo con la regla  —les anunció —Decidme dos números.

—8 y 9 —dijo Ven —Nuestras edades.

—Pues, muy bien —empezó a decir Mati —Ya veréis qué fácil, sólo hay que dibujar un segmento que mida 8 y a continuación, uno que mida 9, y medir el segmento resultante.

 

—Jo, pero es más rápido sumar, Mati —protestó el pequeño.

—Ya, si sabes hacerlo, sí —dijo ella —pero con este método no hace falta saber sumar…

—Eso sí… —terminó aceptando Ven.

—Y si queréis restar 9 menos 8 —les dijo —Dibujáis primero el segmento de 9 y en el punto en el que termina, dibujamos el de 8, pero en sentido contrario. Medimos lo  que queda del primer segmento, es el resultado de 9 -8.

 

 

—¿Y si hacemos 4 menos 9? —preguntó Sal.

—En ese caso —dijo Mati —el resultado será todo lo que sobresalga del segmento de longitud 4 pero le ponemos un signo menos delante.

—Qué chulo… -exclamó Sal —Se parece a lo los saltitos que nos contaste aquella vez.

—Pues sí —respondió la pelirroja guiñando un ojo —Es que estamos haciendo lo mismo.

—¿Se puede multiplicar también, Mati? —preguntó Ven impaciente.

—Pues, claro, cielo —le anunció ella —Y ahora vamos a usar el compás.

—¡¡Mola!! —contestó el pequeño.

—¡Multiplica 3 por 5 con la regla y el compás, Mati! —le pidió Sal.

—Vamos allá —les dijo —Pintamos un segmento de longitud 1 y otro de longitud 3 formando un ángulo.

—¿Cuánto tiene que medir el ángulo? —preguntó el gafotas.

—Da igual —respondió ella —A continuación del segmento de longitud 1, dibujamos el segmento de longitud 5.

 

 

—Ahora —siguió Mati —Dibujamos, en rojo, la recta que une los otros extremos de los segmentos de longitud 3 y 1, y vamos a prolongar, con lápiz, la semirrecta que contiene al segmento de longitud 3.

 

 

—Necesitamos dibujar ahora —continuó la pelirroja —Una recta paralela a la roja, que pase por el otro extremo del segmento de longitud 5, el que no está pegado al segmento de longitud 1.

—¿Paralela? —preguntó Ven.

—Eso es, Ven —dijo ella —Una recta con la misma dirección, con el mismo vector, pero que pase por el extremo libre del segmento verde. Vamos a usar para ello el compás.

—¡Mola! —dijo Ven y le dio el suyo.

—Pinchamos con el compás en el extremo libre del segmento verde —les dijo —y abrimos el compás lo suficiente para que el arco de círculo que dibujemos corte en 2 puntos distintos a la recta roja, P y Q. Estos dos puntos, por lo tanto, están a la misma distancia del extremo verde libre.

 

—Muy bien, chicos, seguimos. Vamos a llamarle A al extremo verde libre del segmento de longitud 5 —continuó la gafotas —Ahora, elegimos otro punto sobre la recta roja, P’, a la misma distancia de Q que  P.  Abrimos el compás desde A hasta P y  dibujamos dos arcos, uno con centro en Q y otro con centro en P’, que se cortarán en 2 puntos. Elegimos el que esté más cerca de A y le llamamos O.

 

 

—¿Y ahora, Mati? —preguntó Sal intrigado.

—Pues, nada —respondió ésta —Ya lo tenemos, la recta que pasa por A y por O, es paralela a la recta roja, y va a cortar a la semirrecta que dibujamos en lápiz en un punto que llamaremos C.

—¿Y? —siguió preguntando el gafotas.

—Que si llamamos B al extremo libre del segmento de longitud 3, el resultado de 3 por 5, es la longitud del segmento entre B y C.

 

—¡Toma. toma, toma! —exclamó el pequeño Ven.

—¡¡Es chulísmo! —gritó Sal —¿Se puede dividir?

—Claro —respondió Mati —¿Os enseño?

—¡Sí! —gritaron a la vez.

—Vamos a dividir 8 entre 4 —les propuso.

—Sale 2 —dijo Ven.

—Ya, Ven —añadió su hermano —Pero vamos a verlo con dibujos…

—Ahora pintamos dos segmentos de longitud 4 y 8 —les dijo —formando un ángulo, cualquiera, y marcamos una unidad de longitud sobre el segmento del denominador, esto es, el de 4. Dibujamos también una línea roja que una los extremos libres de los 2 segmentos.

 

 

—Ahora lo que queremos es una paralela a la línera roja que que pase por la marca del 1.

—¿Lo hacemos otra vez con compás, Mati? —preguntó Sal.

—Claro —contestó ella — Pinchamos sobre 1 y dibujamos un arco que corte a la línea roja en dos puntos, P y Q. Después, elegimos otro punto sobre la línea roja, Q’, a la misma distancia de Q que el punto P.

 

 

—Pinchamos en 1, abrimos hasta P, y dibujamos dos arcos con esa apertura, uno pinchando en Q y otro pinchando en Q’, que se cortarań en 2 puntos. Elegimos el más cercano al 1 y le llamamos O.

 

 

—Pues ya lo tenemos —anunció Mati —La recta que pasa por 1 y O es paralela a la recta roja…

—¿¿¿Y??? —preguntó Ven.

—Pues que el resultado de dividir 8 entre 4 —respondió ella —es la longitud de segmento que va desde A hasta B en este dibujo

 

—¡Wow! —Sal estaba emocionado.

—Alucinante… —dijo Ven con los ojos brillantes.

—Lo es —admitió ella —Y todo gracias a un  Teorema de Tales.

—¿Qué es el teorema de Tales, Mati? —quiso saber Sal.

—Os lo cuento el próximo día —dijo ella —Y os enseñaré también más cositas con regla y compás.

 



1 Comentario

Deja un comentario

Por Clara Grima, publicado el 26 septiembre, 2012
Categoría(s): Tareas
Etiqueta(s): , , , ,