Ana y las tablas de multiplicar

Por Clara Grima, el 21 noviembre, 2012. Categoría(s): Tareas ✎ 11

—Es un rollo…

—¿Por qué dices eso, Ana? —dijo Sal —Son Matemáticas.

—¡Las mates molan más que nada! —exclamó Ven.

—Y sirven para muchísimas cosas, como la Física —añadió el gafotas.

—Pues a mí  no me gustan —protestó Ana —No quiero aprenderme las tablas de multiplicar…

—¿Quieres que te ayude a repasarlas? —se ofreció Sal.

—Si quieres, yo también me las sé —apuntó rápidamente el pequeño.

Gauss gruñó, viendo que no podía competir con  sus dueños por la atención de su invitada.

—¡Que no! —volvió a decir la niña —¡Que no me quiero estudiar las tablas!

—Pero, bueno —Mati acababa de llegar —¿Quién es esta chica tan guapa y tan enfadada?

—¡Hola, Mati! —dijo Ven —Es nuestra amiga Ana y está enfadada porque no quiere estudiarse las tablas de multiplicar.

—Vaya, ¡qué curioso! —respondió la pelirroja —Yo aprendí las tablas con una niña que se llamaba Ana.

—¿Te enseñó las tablas una niña, Mati? —preguntó Sal curioso.

—Una niña y un chico, Enrique y Ana —dijo Mati —Tenían canciones para todas las tablas y eran muy populares. Mi favorita era la del 9: «9 por 2, 18, en Febrero yo me abrocho…» —Mati dejó escapar un suspiro —Qué recuerdos…

—¿Me puedes cantar esas canciones? —pidió Ana un poco tímida.

—Huy, me temo que ya nos las recuerdo… —contestó Mati —Pero si quieres te enseño algunos trucos para recordar las tablas.

—Es que son muchas… —protestó la pequeña.

—Son sólo 10, Ana, no seas quejica… —le regañó Ven muy serio.

—Bueno, no tantas —dijo Sal —La del 1 y la del 10 no hay que estudiarlas, porque multiplicar por 1 es dejarlo igual y multiplicar por 10 es poner un cero detrás.

—Bueno, eso sí… —aceptó Ana.

—Y la del 2  —añadió Ven —es sólo calcular el doble, Ana, ¿cuál es el doble de 7?

—Hombre, 14 —dijo la niña.

—Ea, pues eso es 2 por 7 —siguió el pequeño — ¿y el doble de 9?

—18… —respondió Ana con voz cansada —Ésa es muy fácil, la sabe cualquiera…

—Bueno, Gauss no —dijo Ven con cara de pícaro, la mascota se hizo el sordo.

—Pues, Ana —añadió Sal —si haces el doble del doble, es multiplicar por 4.

—¿Cómo? —preguntó Ana arrugando su naricita.

—Si quieres hace, por ejemplo, 4 por 6 —empezó a explicar el gafotas —Haces el doble de 6, ¿cuánto te sale?

—Dooooooce… —dijo Ana.

—Ahora haces el doble de 12, y te sale… —Sal dejó la frase en suspense para que Ana la terminara.

—24 —dijo ella sin poder reprimir una sonrisa.

—Pues ya lo tienes, Ana —dijo el gafotas con cara de interesante —4 por 6 es 24. Y también 6 por 4, porque el orden no importa.

 

Ana sonrió un poco, empezaba a gustarle este juego. Gauss gruñó con pelusilla.

—¿A que molan las mates? —preguntó Ven emocionado.

—Bueno, un poco… —aceptó Ana con una bonita sonrisa.

Mati asistía orgullosa a la clase de los profesores Sal y Ven. el primero de éstos continuó.

—Pues ya verás, Ana. Para multiplicar un número por 3, primero calculas su doble, como al multiplicar por 2, y luego le sumas ese número. Por ejemplo, ¿cuánto es 3 por 7?

—El doble de 7 es 14… —pensaba la niña —más 7 es…14 más 6 es 20 y más 1, ¡21! ¡7 por 3 es 21! ¡y 3 por 7 es 21 también!

—¡Esta es mi chica! —dijo Ven guiñando un ojo.

—¡Ya sé! —dijo Ana de pronto —La del 5 es la del 4 pero sumando otra vez cada número.

—Bueno, sí —dijo Sal —Pero la del 5 es más fácil si vas saltando de 5 en 5 los números: 5, 10, 15, 20, 25, 30, 35, 40, 45… y buscas en esa lista el número que quieras, por ejemplo, el 4º es 20, entonces, 4 por 5 es 20. Y 5 por 4, claro.

—Ah, claro —dijo Ana —Así es facilísimo.

—¡Cómo mola! —dijo Ana feliz —¿Y para la del 6?

Los niños se quedaron pensando…

—Bueno, la del 6 es el doble de la del 3 —dijo el gafotas.

—Si queréis —interrumpió la pelirroja —os puedo enseñar un truco para saber con las manos las tablas que os faltan.

—¿¿Todas las que faltan? —preguntó Ana con los ojos  abiertos de par en par.

—Toditas, todas —respondió Mati con un guiño.

—¿Cómo? —preguntaron a la vez Sal y Ven.

—Veréis —les dijo —Nos ponemos números en los deditos como en esta figura.

 

—A ver —preguntó Mati a los niños —¿qué queréis calcular?

—¿8 por 7? —respondió A.na inmediatamente

—Muy bien —dijo la gafotas —Ahora unimos el el dedo del 7 de una mano con el dedo del 8 de la otra, como su se dieran un beso.

 

—¡Qué monos! —dijo Ven.

—Ahora nos fijamos cuántos dedos quedan por encima de los dedos besucones en cada una de las manos —dijo Mati —Y multiplicamos esos dos números, que son más pequeños que 5 y esas tablas ya lo sabemos. Ese producto serán unidades del producto de 8 por 7.

—Quedan 2 dedos en la mano del 8 y 3 dedos en la mano del 7 —dijo Ana.

—En ese caso —añadió Mati —Tenemos que multiplicar 2 por 3 y tendemos 6 unidades.

 

—¿Y ahora? —preguntó Ven impaciente.

—Ahora contamos los dedos besucones y lo que quedan por debajo y los sumamos, ésas serán las decenas.

—Pues ya está —anunció Mati —5 decenas más 6 unidades son…

—¡56! —gritó Ana —¡8 por 7 es 56! ¡Y 7 por 8 también!

—Muy bien, Ana —dijo la pelirroja.

—¡Toma, toma, toma! ¡Cómo mola! —exclamó Ven.

—¿Ves, Ana? —preguntó Sal —¿A que molan las mates?

—¡¡Mucho!! —respondió la niña —¿Hacemos 9 por 6?

—Claro —contestó Mati —Nos damos un beso con los dedos del 9 y el 6…

 

—Contamos cuántos dedos hay por encima de los dedos besucones en cada mano, y multiplicamos esos dos números…

 

—Ya tenemos 4 unidades. Ahora contamos los dedos besucones y los que están por debajo y serán las decenas…

—Más 5 decenas…

—¡54! —volvió a gritar Ana emocionada.

—¡Es chulísimo, Mati! —dijo Sal.

—¡Mola un montón! —añadió Ven.

—Gracias a los 3 —dijo Ana —Mañana se lo voy a enseñar a Lara, mi hermana.

—Pero, ¡si sólo tiene cuatro años! —dijo Ven.

—¿Y qué? —le respondió Ana muy digna —Pero es listísima.

 

P.S: Esta entrada es un regalo de cumpleaños para Ana. Nos hemos enterado de que mañana es su cumple y de que no le gustan mucho las tablas de multiplicar. Sal, Ven, Gauss y yo esperamos que le gusten ahora un poco más 😉

¡FELIZ CUMPLEAÑOS, ANA! 

 

Si los menos jóvenes os sentís nostálgicos y queréis recordar las canciones de las tablas de Enrique y Ana, aquí os las dejo: Tabla del 1, tabla del 2, tabla del 3, tabla del 4, tabla del 5, tabla del 6, tabla del 7, tabla del 8, tabla del 9 y tabla del 10 🙂



11 Comentarios

  1. Cuidado con esto.
    Las tablas de multiplicar hay que aprenderlas de memoria para agilizar el cálculo mental. Si se van con trucos de estos (yo me se la tira) salen los resultados pero no con la agilidad necesaria. Y eso luego lo arrastras toda tu vida.
    Yo nunca me aprendí las tablas, ande buscando trucos para no hacerlo y no o hice nunca y, aunque no me ha supuesto un problema grave nunca, y he estudiado una ingeniería, reconozco que lo suyo es sabérselas.

  2. Está bien, pero qué pasa cuando arriba quedan 4 dedos en una de las manos (o las dos)? El resultado de la multiplicación tiene dos cifras!
    Por ejemplo, hacemos 6×6: quedan cuatro dedos en la izquierda y cuatro en la derecha. Multiplicados son 16.
    Y simando los dedos de la unión sale 2. ¿Qué hacemos ahora con ese 16 y con ese 2?

  3. Hola!! Solamente quería comentaros el método que usan en UK para la tabla del 9. Es también con dedos, pero un poco diferente y bastante sencillo.

    Ponen ambas manos con las palmas hacia arriba. Pongamos que es 9×4. Contamos de izquierda a derecha 4 dedos y lo doblamos hacia la palma, por lo que el dedo anular de la mano izquierda estará doblado. Depués de esto, los dedos que quedan a la izquierda de l dedo doblado son las decenas y los que quedan a la derecha las unidades.

    Me resultó muy curioso, nunca lo había oído antes de ellos.

    Un saludo!! 😉

  4. ¡Qué buena es esta entrada! Clara, Raquel, me ha encantado.

    ¡Y qué genial regalo de cumpleaños para Ana!

    Un pequeño comentario para Álex T: Claro que las tablas hay que sabérselas para tener agilidad mental y para calcular con más rapidez, pero todos estos trucos ayudan a no aprendérselas como un lorito. Te lo digo yo, que sí me las aprendí. Igual que los verbos irregulares: es bueno saber que se dice «anduve» y no «andé», pero lo importante es no olvidarse a la hora de usarlo. 😉

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Por Clara Grima, publicado el 21 noviembre, 2012
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